A partir del 1 de septiembre, los autos cuyos costo superen los $ 3.120.000 serán considerados un "lujo" para las autoridades de la Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP) y, por lo tanto, sus propietarios deberán pagar tal tributo.
Esa franja de vehículos 0 km estarán gravados con la primera escala de los impuestos internos; es decir, una alícuota de un 20% del valor del auto. Este cuadro regirá hasta fines de noviembre.
Según explica el periodista Horacio Alonso en el portal de Ámbito, la afirmación sobre quiénes deben pagar el impuesto surge del monto que se toma para el cálculo impositivo, que pasará de los $ 2.012.678 de hoy a los $ 2.216.200, debido a un ajuste de un 10,11%, correspondiente al aumento de los precios mayoristas de los vehículos en el trimestre de abril a junio.
A este valor imponible se le debe sumar un 21% del Impuesto al Valor Agregado (IVA), y otro 15% de la comisión de la red comercial.
Hasta fines de este mes dben pagar el impuesto aquellos propietarios de vehículos cuyo costo supera los $ 2,9 millones.
Una alícuota de un 20% equivale a una suba de precio del auto de alrededor de un 25%. Debido a ello, las marcas tienden a mantener el precio de los 0 km justo debajo del tope, con el objetivo de que no tributen el recargo.
Pero cuando se actualice la nueva base, el precio de estos vehículos sufrirá un aumento al público acorde a la variación de índice mayorista: un 10%. Vale decir que los 0 km más baratos del mercado arrancan en $ 1,5 millón.
En la segunda escala -alícuota de un 35%-, la base imponible pasa de poco más de $ 3,7 millones a casi $ 4,1 millones. Entonces, deberán tributar los modelos cuyo precio supere los $ 7,96 millones. Debido a la forma de calcular este gravamen, los precios de los modelos alcanzados subirán un 50%.